En el día internacional del hincha de River, conmemoramos la grandeza de nuestra identidad y corazón riverplatense
Es un reto titánico simbolizar lo que es River Plate. Como hinchas lo percibimos, pero, al mismo tiempo, sabemos que River Plate está más allá de lo palpable. Cualidad fantástica la de River Plate y la pasión que genera su grato nombre, ¿no? Se trata de una realidad que supera cualquier rótulo y que deja pequeño cualquier sesgo. Definitivamente su grandeza no puede ser encorsetada a una serie de dimensiones y/o a un conjunto de datos fácticos. Sin embargo, no tenemos que desalentarnos por lo titánico que es simbolizar el ser de ese grato nombre, de tan dulce vibración y que se lleva en el corazón. ¿Por qué? Porque contamos con un prócer del Manto Sagrado que nos permite homologar la grandeza de la historia y del ser riverplatense: Ángel Amadeo Labruna.
En la figura de don Ángel encarnó nuestro amado escudo. Podemos decir que él no necesitó tatuarse nuestros colores, porque él era nuestros colores. Esto lo puede atestiguar los que tuvieron la dicha de verlo jugar en el verde césped; también lo pueden afirmar aquellos que solo lo disfrutaron dirigiendo al primer equipo para dar aurora a esa larga noche que atormentó a una generación entera de riverplatenses. Sin embargo, los que no tuvieron esa suerte de compartir el tiempo con don Ángel, también saben que la grandeza de su figura nos observa desde bronce, a metros del centro mismo de todos los multiversos: el glorioso Monumental. En su grato nombre, las actuales generaciones pueden instruirse en lo que significa que nuestra sangre esté cruzada por un blanco pabellón. Y a las futuras generaciones riverplatenses les podemos afirmar, sin margen de error, que don Ángel fue blasón, emblema y representación gráfica del deber ser y de la grandeza riverplatense: derrochar talento, nunca entregarse en la lucha y siempre pretender las tres G.
Se puede objetar que la enorme mayoría de quienes componemos el universo riverplatense no contamos con el talento necesario para darnos el lujo de derrocharlo; y que no entregarse en la lucha y pretender las tres G queda reducido a nuestro papel en la tribuna. Es verdad, lucir el Manto Sagrado es para muy pocos elegidos; pero, no nos desanimemos y recordemos que el universo riverplatense, que nos cobija a todos, nos otorga oportunidades para contribuir en la magna tarea que implica el continuo desarrollo de River Plate.
Hoy se realizan obras que están ampliando y modernizando las estructuras del Monumental. Se trata de tarea por mucho tiempo pospuesta, y se realiza de forma contemporánea al profundo ciclo recesivo que envuelve a la economía nacional desde hace una década. Tal vez podamos sentir que los protagonistas de esta tarea sean exclusivamente los dirigentes, y, en cierto sentido, en ello hay algo de cierto. Pero no restemos importancia a nuestro aporte, por más humilde que sea. ¿Qué sentido tiene ampliar el Monumental si no lo llenamos todos los partidos? ¿Y quién lo llena? Nosotros, los hinchas. Recordemos que somos el equipo con la mayor convocatoria del mundo y, consecuentemente, el movimiento popular más importante de nuestro país. Se trata de un mérito –que le pertenece pura y exclusivamente al hincha– que pone orgulloso a don Ángel. ¿Cómo no? Si él fue el mejor de nosotros. Y no solo él está orgulloso, don Leopoldo Bard seguro que nos mira con asombro y profunda satisfacción. Es más, ¿se imaginan lo orgullosa que está de nosotros la mejor hincha de fútbol de todos los tiempos: Haydée Luján Gorda Matosas Martínez?
Riverplatenses, todo homenaje a don Ángel queda pequeño ante una figura que trascendió definitivamente su tiempo. Su proyección histórica es el atlas que estremecerá y agigantará el corazón de todo millonario en el fluir de los eones. Sin embargo, sepamos que la forma más plena de honrar los méritos y logros de nuestros antepasados, además de no dejar que sean devorados por el olvido, es continuar la vocación por el desarrollo humano con que fue parido River Plate. El deber ser riverplatense nos alienta –como nosotros desde la tribuna hacemos con quienes defienden el Manto Sagrado– a que seamos lo mejor que podamos ser, a dar a River Plate y al mundo nuestra mejor versión, así nos toque ser parte de la gran gestión de la institución o vivamos la Pasión River a miles de kilómetros del Monumental. ¡Feliz día internacional del hincha de River Plate! ¡Abrazo Monumental!