El director deportivo del fútbol se expresó durante la cena anual de la Fundación River

Tras la caída de River por 2 a 0 en la tercera fecha de la Copa de la Liga cuando visitó a Vélez Sarsfield, parte del gigantesco ambiente futbolero de los hinchas de El Más Grande pareció entrar en un torbellino de desconcierto, dudas, silencios, enojo y apresurados cuestionamientos al cuerpo técnico y jugadores; es que se ha puesto claramente en evidencia que últimamente el equipo no muestra presentaciones elogiables toda vez que tiene que salir a cumplir compromisos fuera de casa.

La primera desilusión fuerte se dio con la eliminación de la Copa Argentina ante Talleres de Córdoba en Mendoza, equipo que ya llevaba dos partidos sometiendo al conjunto millonario. El segundo golpe, más desilusionante aún, fue la eliminación en 8vos en Porto Alegre ante el Inter. Y si a esto se le suma los seis partidos consecutivos sin poder ganar como visitante, nos encontramos ante una situación complicada. Básicamente porque River en general había demostrado en el Torneo de Liga del primer semestre una superioridad abrumadora sobre el resto.

Como si esto no alcanzara, Martín Demichelis realizaba modificaciones en formaciones que venían de obtener triunfos en casa, cambios que costaba entender y que contribuyeron a que se produzcan tropiezos afuera del Monumental. A veces las cosas no salen como se planearon.

La frutilla que faltaba para adornar el combo apareció cuando comenzaron a circular rumores que daban cuenta de un vestuario fastidiado con el cuerpo técnico porque la prensa hizo circular y amplificó información sobre posibles salidas de jugadores a fin de año. Se dijo que la información sensible partió del mismo cuerpo técnico y del jefe de prensa del plantel. Si fue así, tampoco sabemos si se interpretó mal.

A partir de allí y por todo lo enumerado, rápidamente se llenaron minutos de aire, centímetros en papel y páginas digitales con las palabras “crisis en River”, siendo el principal apuntado Martín Demichelis.

En River no gustan estas cosas, River no es como Boca, River es una institución con un estilo de comportamiento que implantó la gestión Gallardo y que lo diferencia del resto, habida cuenta que cuanto más grande se es, la prensa más disfruta del morbo de los conflictos inventados o reales.

Todo proceso futbolístico tiene sus altibajos, es lógico porque lo mismo ocurre durante los noventa minutos de un partido. Hablar de crisis es hablar de una institución desestructurada en la articulación dirigencia-cuerpo técnico-jugadores-hinchas, y en River eso no pasará por mucho que haya gente que lo desee y le convenga.

A no confundir crisis con malos resultados transitorios de los cuales se sale analizando y modificando lo que sea necesario. Además, los hinchas somos de memoria frágil, porque durante la maravillosa etapa de Marcelo Gallardo al frente del equipo, también se han atravesado momentos de malas rachas y caídas inexplicables en partidos clave, y sin embargo prevaleció la cordura y el afrontamiento a la prensa amarillista.

Así lo hizo saber Enzo Fracescoli hace pocas horas con total serenidad cuando fue abordado por periodistas. Les dijo que “River no va a perder la identidad ni va a generar problemas como tanto se está hablando de crisis. Obviamente en los grupos se generan polémicas, pero no hay ninguna crisis”.

Los hinchas sabemos que River es diferente, que River es familia y como dice la ya histórica canción que tanto nos gusta cantar, “acá no hay banderas negras y la hinchada no se va”.